Lo nuevo del realizador local Miguel Monforte: el documental se estrenó en el Festival de Cine de Mar del Plata. Es la historia de la madre de un soldado correntino que está enterrado en Malvinas.
El documental marplatense “Los sueños de Elma. Historia de una Madre de Malvinas” es la película de Miguel Monforte que integra este Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El estreno tuvo entradas agotadas para las dos funciones organizadas durante esta semana.
Filmado en las islas Malvinas, Mar del Plata, Corrientes y Buenos Aires, este nuevo documental del realizador y docente local pone el foco en “la superación del horror”, según dijo en una entrevista con LA CAPITAL. “Quería que el documental transmitiera la idea de la superación del horror y el odio que producen las guerras, y mostrar cómo, sin renunciar a ninguna convicción personal, se puede transformar el dolor en algo solidario, humanitario”, agregó.
Tal como “Héroe Corriente” -su anterior película-, esta producción cuenta con el apoyo de la Fundación No me olvides, que lleva adelante el ex combatiente de Malvinas Julio Aro y que, con gran trabajo, dio identidad a los soldados muertos en las islas durante la guerra de 1982.
Monforte, en pleno rodaje.
Las consecuencias de la guerra de Malvinas en la sociedad argentina no es un tema ajeno para Monforte. “Es mi cuarta producción dedicada al tema de la restitución de identidades de caídos en Malvinas”, recordó el realizador.
“Mi abordaje de la causa Malvinas se remonta a 1993, cuando, siendo muy joven, estrené ‘Malvinas, historias de la Historia’, con la producción de Oscar Álvarez. Este documental recogía los testimonios de varios ex soldados combatientes de Mar del Plata en vísperas del décimo aniversario de la toma de las islas, sus vivencias en la guerra y su situación posterior, en plena desmalvinización. Incluyó testimonios muy duros y no fue bien recibido por algunos sectores de las Fuerzas Armadas”, evocó.
Sin embargo, alcanzó su objetivo: impactar al público y “convertirse en un trabajo de reconstrucción y construcción histórica”. Para Monforte, ese primer documental le enseñó la importancia del cine para denunciar y visibilizar dilemas. “Fue, de alguna manera, encontrar mi pulsión por filmar”, reconoció.
A ese primer documental, siguieron “Un largo 2 de abril” (largometraje), el corto “Atacan!” y el mediometraje “Clase 62-63”. En muchas de sus obras, reutiliza su propio material filmado.
-¿Cuál fue el disparador de “Los sueños de Elma”?
-Cuando comencé a involucrarme con los exsoldados combatientes de la ciudad, en 1991, se fue generando una muy buena relación con muchos de ellos, entre los cuales estaba Julio Aro. Julio comenzó a ver cómo se podía restituir la identidad de los héroes caídos en Malvinas. Su idea enseguida sumó a otros veteranos de guerra, pero había que darle institucionalidad a ese proyecto. La idea era integrar veteranos de guerra, madres y padres de caídos y gente a la que le interesara la causa, por lo que fui convocado. La primera madre que confió en la posibilidad de restituir las identidades de nuestros caídos fue Elma Pelozo, la mamá de Gabino Ruiz Díaz, un joven correntino que perdió la vida en la guerra, con solo 19 años.
-¿Qué registrás?
-Es el viaje privado para Elma en Malvinas, la primera mamá que confió en el proyecto y prácticamente la única que no había podido viajar a Darwin a visitar la tumba de su hijo. Sentía que la historia transcurría en mis narices, no podía dejar de documentarla, desde adentro. Así nació el proyecto “Los sueños de Elma”, hecho también sin apoyo estatal, pero con la colaboración de muchísima gente, sin su ayuda, la película que estrenamos no se hubiera podido concretar.
-¿Cuándo la rodaste?
-El rodaje más intenso fue durante febrero y marzo de 2020, y en marzo de 2022, en el medio transcurrió la pandemia de Covid-19. Reutilizo mis archivos constantemente, por lo tanto el documental incluye material propio registrado hace diez años, exactamente, más otros generados a través de alrededor de una decena de viajes a Corrientes desde 2013 a la actualidad. No me caracterizo por seguir un género concreto, al no poder planificar y estar siempre trabajando sobre el imprevisto, este documental tiene algo de road movie, no solo por los viajes de traslado de los personajes, sino también por seguir sus caminos emotivos y psicológicos.
-¿Qué momento vive el documental en Argentina?
-Es muy heterogéneo. Argentina tiene una larga tradición en materia de cine documental, de no ficción, o cine de lo real, tradición reconocida internacionalmente. Hay trabajos positivistas, como también de miradas fuertemente críticas y en plano de denuncia. Esto también sucede en Mar del Plata, hay producciones de carácter profesional, llevadas adelante con ayuda estatal, o de índole independiente y también amateur. También comenzamos a ver en nuestra ciudad documentales realizados por estudiantes y graduados de las cuatro carreras audiovisuales que hay en Mar del Plata. La producción en nuestro país es incesante, luego ese material suele entrar en el cuello de botella habitual: dónde se exhibe, cómo se produce su encuentro con el público… es otra tarea a veces tan compleja como la misma realización. Yo recomiendo ir planificando la exhibición desde el germen mismo de la idea.